Restaurante Hotel Rio Piedra en Nuévalos

Tanto el desayuno como la comida nos ha gustado. Lo mejor l@s camarer@s, muy agradables. La habitación que nos dieron tenía un fallo en el grifo de la bañera que apenas salía agua por la alcachofa, además que hacia mucho frío en el baño tanto por la noche como por la mañana, que es cuando te duchas... Necesitaría un radiador toallero. El precio de la habitación no es barato, deberían revisar esos detalles y no esperar a que sel cliente lo comunique y tenga que ir el de mantenimiento estando tú allí. Mala accesibilidad para ir a recepción con las maletas, tienes que dar mucha vuelta.

Hotel situado al lado del Parque Monasterio de piedra, por lo que es muy cómodo para su visita. El edificio fue un antiguo monasterio y esto le da un toque peculiar, lleno de historia. La estancia fue tranquila. Comentar que entre habitación y habitación se oye bastante. Se puede adquirir las entradas al parque a precio reducido y permite la visita gratuita al resto del monasterio y museo del vino. También se puede apuntarse a una visita guiada, la cual es totalmente recomendable (la guía hizo muy amena e interesante la visita). El desayuno buffet completo y correcto. En resumen, buena opción si se quiere visitar el parque y poder hacer visitas por la zona.

Antes de nada, todo mi agradecimiento y darles cinco estrellas (y porque no hay más) a Laura del restaurante y Luisa de recepción). Dos pedazo de profesionales y como personas idem. Atentas, cercanas, empáticas y amables, con gente como ellas da gusto. Enhorabuena y gracias! Pongo 5 estrellas por Laura y Luisa para el hotel como tal 3 máximo (tomadlo como una crítica constructiva para vuestra mejora continua): Ser un antiguo Monasterio y su enclave privilegiado es lo único que le da su valor. Cogimos una habitación superior y la cama, para el tipo de habitación, era extremadamente blanda y pequeña, un calidad muy baja, de hecho nos dolía la espalda por la mañana. La alcachofa de la bañera (porque es una bañera con alcachofa y barra de ducha) es de la peor calidad (de la tipica tienda/bazar de un todo a 1€), la mampara era de un tamaño ínfimo (y de plástico) así que el agua se acababa saliendo, el cambio de salida del grifo a la alcachofa iba mal, la alcachofa al estar llena de cal la sensación de presión era bastante incomoda, además de que para acceder a la ducha/bañera habia 3 escalones que no aportaban mas que el riesgo de un resbalón por el agua, y la toalla te pilla lejos. El jabón salia fatal del dispensador y mi marido tubo que ducharse agachado pues la ducha es de aproximadamente 1,80 de alto. El restaurante.... El secreto diría (casi sin lugar a dudas) que realmente era lomo, las patatas congeladas, el pan del congelado... Eso sí, las croquetas caseras muy ricas. La comida estaba buena pero la calidad que esperaba era otra (realmente por el precio del menú (26€) no se puede pedir mucho más y el precio es mas por el sitio en el que estás). El hotel va un poco justo (tres estrellas un pelin justas) pero el enclave es privilegiado. Merece bastante la pena ir.

Si bien las habitaciones son pequeñas me sorprendieron ya que las esperaba más austeras. Excelente servicio de restaurante y el desayuno más que bueno. Ubicación perfecta para ver el parque y encima alojándote en un edificio con tanta historia Volvería sin dudarlo

Un antiguo monasterio reconvertido en hotel. El edifico es enorme y precioso, muy cuidado hasta el último detalle. El equipo de profesionales muy atento. La habitación y el baño tienen un tamaño correcto, con una bonita decoración. Pedimos una habitación con terraza y las vistas daban al Parque de Piedra, preciosas. Eso sí, la insonorización es prácticamente nula y se escuchan a los vecinos de las habitaciones contiguas y a las personas que pasan por el pasillo. Por otro lado, se ofrece un desayuno bufete en el salón del restaurante Reyes de Aragón, variado y de calidad, todo muy rico (recomendamos también el menú de mediodía y el de noche). Y vale mucho la pena tomar un café o una copa en El Granero, un espacio encantador. Finalmente, comentar que todos los días se hace una visita guiada al monasterio para los clientes del hotel: fantástica para conocer con detalle la historia del lugar. Así que valoramos nuestra estancia como sobresaliente. ¡Muchas gracias!

El lugar merece la pena, las dos estrellas que doy al servicio no es por que lo hiciesen mal, sino por que no se puede tener a una persona sola en la cafetería para cobrar atender y servir.... En cuanto al restaurante más de lo mismo, estuvimos esperando en la entrada para que nos sentasen a desayunar 22 minutos de reloj, por que todas las mesas estaban llenas de restos y no había nadie para recogerlas

Estuvimos alojados la pasada Semana Santa. Muy recomendable y precioso el entorno. Destacar el fantástico masaje que nos hicieron Alba e Imán, y la profesionalidad y amabilidad de Pablo, camarero del Granero.

¡Atrás en el tiempo! Un hotel en un monasterio muy bien cuidado y muy tranquilo. El lugar ideal tanto para descansar como para visitar el magnífico parque erigido por monjes desde el siglo XI. Vale la pena detenerse en el restaurante tanto para cenar como para desayunar. ¡Servicio impecable!

Impresionante edificio y ubicación, lástima que la ducha no sea tan buena y el WiFi deficiente, esto puede deberse a nuestra habitación. Y el hombre del bar ha perdido la sonrisa desde hace años, pero en general fue una experiencia agradable.

Probamos el menú gourmet en la cena (no hay mucha más oferta en el restaurante). Los primeros bien, sin embargo, el cuello de cordero dejaba mucho que desear de sabor, punto y olor.