Smoked Room Dg en Madrid

Durante los últimos diez años hemos frecuentado muchos establecimientos con estrella Michelin. Durante nuestra última visita a Madrid, nuestras experiencias gastronómicas incluyeron Ramón Freixa, Smoked Room, OSA y Cebo. ALIMENTO La presentación culinaria del gerente del restaurante, que incluyó varios minutos de preparación de mantequilla y trufa negra, estaba destinada a ser un momento íntimo de compromiso. Desafortunadamente, este potencial de conexión no se hizo realidad. La anticipación generada por la meticulosa preparación no se tradujo en el paladar. La mantequilla, a pesar de estar combinada con la lujosa trufa negra, era sorprendentemente común y corriente y sin sabor. Fue una decepción que una exhibición tan elaborada condujera a una experiencia de sabor decididamente decepcionante. La misma impresión se repitió con la “crêpe Suzette con sake”. El mejor plato para nosotros fue “Gambas de Motril, mantequilla noisette y pimiento ahumado” Cada plato servido en el restaurante fue sin lugar a dudas excelente. Los ingredientes eran frescos, la preparación profesional y los productos de alta calidad. Disfrutamos muchísimo de cada plato que nos presentaron. Sin embargo, a pesar de la excelencia general, faltaba un elemento de distinción. En un restaurante de dos estrellas Michelin, uno anticipa al menos un plato que se destaca como distintivo, un plato que se siente único en el establecimiento y deja una impresión duradera que lo obliga a regresar. Desafortunadamente, si bien todos los platos fueron deliciosos, ninguno poseía esa cualidad memorable o ese sentido de pertenencia que define la identidad culinaria de un restaurante. Esto no quiere decir que la experiencia haya sido negativa, ni mucho menos. La comida fue agradable y la experiencia gastronómica fue agradable. Sin embargo, en los escalones de las cenas con estrellas Michelin, es ese plato extraordinario e inolvidable lo que a menudo distingue a un restaurante, y esto fue lo que nos faltaba. SERVICIO Al entrar al estimado establecimiento, fuimos recibidos por el gerente del restaurante, una persona amable que, desafortunadamente, parecía carecer del carisma y la hospitalidad que uno anticipa en un entorno así. Su comportamiento, aunque no hostil, tenía cierta rigidez que sugería una actuación en la que él, y no los invitados, era el punto focal. El servicio en este restaurante con estrella Michelin fue satisfactorio, lo que justifica una calificación de 4/4,5 estrellas. Lo más destacado fue un camarero excepcionalmente entusiasta cuya energía era contagiosa, haciéndonos sentir como invitados de honor en su cena personal. Su comportamiento atractivo y la encantadora conversación que compartimos fueron la gracia salvadora de nuestra velada. En un lugar de este calibre, uno espera que todos los servidores exudan un espíritu y hospitalidad similares. SERVICIO DE VINO Se produjo un error notable durante el proceso de selección del vino. Prefiero hablar sobre los vinos directamente con un sumiller, ya que su experiencia es fundamental para garantizar un maridaje armonioso con la comida. Sin embargo, el gerente se encargó de preguntarnos sobre nuestras preferencias, lo que provocó una situación de "teléfono roto". Esto resultó en que el sommelier nos presentara un vino que era exactamente lo que habíamos especificado como nuestro disgusto. Un descuido así resulta especialmente chocante en un restaurante con dos estrellas Michelin, donde se espera precisión y atención al detalle. VALOR POR DINERO Teniendo en cuenta la calidad de la comida, la exclusividad del restaurante de sólo seis ambientes y la experiencia única de una cocina abierta, queda claro que la relación calidad-precio es excelente. VEREDICTO Smoked Room, asegura una sólida calificación de cuatro estrellas en mi opinión. Es un lugar al que probablemente regresaré y recomendaré a otros, aunque no es un destino que exija un viaje dedicado. Tal como está, encarna la esencia de un establecimiento de dos estrellas Michelin, con margen de mejora en el servicio y la selección de vinos. Con algunos ajustes, Smoked Room tiene el potencial de ascender a una experiencia de cinco estrellas.

Hemos elegido este sitio para celebrar nuestro aniversario y nos ha sorprendido. Un menú con sabores intensos, muy rico, que llena bastante y donde cuidan cada detalle. El personal cercano y muy amable y el ambiente inmejorable. Gracias a todo el equipo. Experiencia inolvidable, 100% recomendable.

Fui dos veces. Fotos de la segunda vez. Probablemente el mejor restaurante de Madrid. Una versión inteligente del menú del chef (omakase) dominado por el fuego. Gran servicio tanto de cocina como de somm, atento, conocedor y divertido como debería ser omakase. ¡Al final del día comida deliciosa que te dejará agradecido!

La comida era buena, pero no nos sentimos muy bienvenidos por parte de los recepcionistas y el sumiller. La recepción no pensó que tuviéramos una reserva en Smoked Room. Lo primero que nos dijeron al llegar a recepción fue que necesitaríamos reserva para comer allí. Le informé que habíamos hecho la reserva 2 meses antes y pagado por adelantado. Después de confirmar la reserva, nos llevó a la mesa omakase donde se servía el almuerzo. El servicio en la mesa omakase fue excepcional. Recibimos muy buenas explicaciones sobre los ingredientes, su origen, cómo se preparaban los platos y cómo combinaba todo en el plato. El sumiller tenía una mirada y un comportamiento engreídos. No sonrió ni se molestó en iniciar una conversación adecuada con nosotros. Simplemente puso la carta de vinos en nuestra mesa y desapareció. Cuando regresó a recogerlo, preguntó cuál era nuestra opción y procedió con el servicio. Nunca sonrió ni hizo realmente un esfuerzo por hacernos sentir bienvenidos en la mesa. Sentimos que todo esto probablemente se debía a que llevábamos jeans y camisas normales. Nunca antes nos habíamos sentido avergonzados en un restaurante con estrella Michelin, pero supongo que siempre hay una primera vez. Demasiado.

Pronto tendrá una merecida tercera estrella. Mejor que cualquier hotel de 2 estrellas en el que he estado e incluso algunos de 3 estrellas. Desde la comida hasta el servicio, todo espectacular. Platos increíblemente bien equilibrados que tenían una maravillosa cohesión a lo largo del menú. Volveremos.

2 estrellas Michelin muy merecidas. Influencias japonesas y francesas.

Digno de las estrellas que tiene.Felicidades por el menu,por el lugar y por el equipo con un trato excepcional.

Tomamos el menú de 15 platos sin maridaje, buenísimo todo. La atención, la explicación, la calidad del producto...me encantó. Nos pusimos en la zona de la barra donde ves como preparan todos los platos, genial, ver cómo hacen toda la preparación. En este menú se incluyen 3 postres, a cual más rico, pongo la foto de uno de ellos que es una crema de calabaza con helado de mandarina y pipas de calabaza. Y el plato que más me gustó que era cangrejo, delicioso. Por poner un pero, el aire acondicionado. Al estar en frente del fuego ponen lógicamente el aire para que no tengas calor, pero por momentos tenía frío. Por lo que te recomiendo llevar una chaqueta por si acaso.

Un menú sorprendente y exquisito. De principio a fin. Muy bien servido, con amabilidad y profesionalidad. Merece la pena. Solo tiene un “pero”, la ausencia de luz en el comedor que hace difícil ver lo que comes. Si uno de los elementos de la comida es que entre por los ojos, aquí no es el caso. Creo que costaría poco aumentar la intensidad de la iluminación para, sin perder la atmósfera de intimidad, llegar a ver el plato que te sirven.

El concepto de barra japonesa ya está muy utilizado, pero en este caso dan un paso más con una especie de doble barra. Una en la que te sirven y otra a modo de isla en la que están preparando los platos que además tiene un espejo en el techo en el que ves toda la elaboración. De este modo, si estás interesado, puedes seguir todo el meticuloso proceso de elaboración con mucho detalle. Y sin embargo no tienes al cocinero demasiado encima tuyo como ocurre en las barras tipo japonés convencionales. Además de esta meticulosa elaboración, la presentación de los platos es muy buena y equilibrada y con explicaciones que no son nada pesadas como en otros sitios que te recitan sin ganas un discurso aprendido. El ritmo de servicio del menú es perfecto y los sabores sofisticados, pero sin una excesiva complejidad o barroquismo. La coreografía del personal tanto de cocina como de servicio es de una sincronización inmejorable. El maridaje de vinos es también excepcional, pensado y elaborado de verdad para complementar el discurso gastronómico. Parece una obviedad, pero en muchos sitios en una mera selección de vinos, más o menos buenos, pero con poca relación real con los platos que acompaña. Por ser crítico con algo, que considero también muy importante en un restaurante, las condiciones de seguridad no parecen adecuadas. No se ve un solo cartel fotoluminiscente de evacuación, lo que siendo un sótano y oscuro da un poco de yuyu. Es complicado orientarse para ir a buscar los baños en condiciones normales por lo que no me quiero imaginar ante una evacuación por un incendio sin ver ninguna flecha de orientación hacia la salida. Además, tienen el techo decorado con plantas de plástico cuando este mismo año hubo dos fallecidos en un restaurante por un incendio que estuvo agravado por la existencia de este tipo de decoración. Las butacas grandes están totalmente juntas unas a otras y te impiden salir de forma cómoda sin tener que mover a los demás comensales de la barra. Esto también sería un problema grave ante una evacuación. La verdad es que la sensación es un poco de “ratonera” y dudo mucho que el local cuente con una licencia en condiciones y más bien sea el reciclaje de una licencia anterior sin revisión pormenorizada por parte del Ayuntamiento.