Miga en A Coruña

Hemos ido a cenar dos personas, previa reserva. El comedor estaba lleno, así que nos situaron en la barra que hay justo al lado de la cocina (muy cómoda, ciertamente). El personal de cocina fue muy amable con nosotros, interactuando a su debido tiempo. El resto del personal estuvo correcto. En cuanto a la comida, optamos por unas ostras fuera de carta (al natural y a la brasa), ambas magníficas. También pedimos alcachofas fritas con cecina, crema de cebolla y yema (estaban correctas, aunque quizás en el conjunto pesa más la salsa de cebolla que la propia alcachofa), un salmonete con tirabeques con un caldo de sus espinas (este plato fue un espectáculo, sabrosísimo, quizás el mejor) y el steak tartar con smash potatoes (muy sabroso el aliño, la temperatura de la carne y el conjunto; muy contundente). El apartado del postre merece una mención aparte: la torrija de croissant es un completo espectáculo. Una de las mejores torrijas de Coruña que ha tomado un servidor. En definitiva, se trata de un local recomendable para compartir entre amigos o pareja, con una relación calidad/precio ajustada y que repetiremos para seguir probando más cosillas. La única recomendación de mejora, en mi opinión, es que la camarera que tomó nota de la comanda debería haberse parado un poco a comentar las posibles intolerancias de uno de los comensales, debidamente anotada en la reserva.

Hemos comido bien pero no puedo decir que se espectacular. Los platos bien pero escasos. Lo que si es un espectáculo es el brioche, merece la pena pedir 1 por persona. El pescado frito sin mas, el tartar sosete. El solomillo no nos dijo nada disfrazado con mucha salsa. La ensaladilla rica pero bueno…. Sin estrella. Lo que si la torrija y el arroz con leche, muy rico. Sobre 50€x barba.

Riquísima la comida, el ambiente al comer en la barra súper distendido y agradable.

Para saborear una buena comida y las cocochas muy rexomendables

El lugar es bonito pero es tan encerrado que sales oliendo a fritanga, mal sistema de extracción… La comida inconsistente unos buenos otros no tanto… le falta equilibrio al menú… 70% de los platos son o de crustáceos en diferentes formas o de huevo en diferentes formas…

Restaurante acogedor, servicio espectacular y una tortilla aireada de camarones deliciosa. Los postres, buenísimos!!!

Sin ningún tipo de duda podríamos decir que se trata de una muy buena apuesta para comer en A Coruña. Productos de primera calidad tratados con mimo y cariño. Local bastante concurrido por lo que es conveniente hacer una reserva. Perfecto para compartir. Altamente recomendable!!!!!!

Un cena extraordinaria, una cocina muy buena y sabrosa. Una pena tener al lado una mesa de “personas” que en vez de hablar gritaban como si estuvieran en una cervecería. No tiene culpa el restaurante pero han amargado la cena… por ese motivo bajo la puntuación del ambiente, repito, no tiene culpa el restaurante.

Siguiendo las recomendaciones de amigos hemos ido a este local con ganas de disfrutar ...y no nos ha defraudado. Decoración sobria pero acogedora , paredes de piedra y cocina a la vista, situado en Plaza de España. Hemos compartido 3 raciones y la verdad es que cada cuál mejor que la anterior. Unas alcachofas con salsa de queso, crema de cebolla y yema curada de 10. Seguimos con calamar en su tinta con cebolla dd primaba la materia prima, ese calamar en su punto, con una textura suave y sabroso. Rematamos con un solomillo con salsa de café y lombarda que quitaba el sentido. Rematamos con un tarta fea de zanahoria, helado y crumble que lo único que tenía de feo era el nombre. Pasa a ser de nuestro Top 3 de locales sin duda...volvernos a probar màs platos.

Todo agradable. Local, personal y comida. Ensaladilla deliciosa y ligera, en buena cantidad para dos. Brioche riquísimo. Y calçot con una salsa para comer a cucharadas y no parar. La única pega es que venía con un carabinero, que siendo para compartir todo, se hace escaso... La tarta fea de zanahoria estaba bien pero no la pediría otra vez, algo insulsa. La torrija de croissant insuperable. Llevaba un helado que no recuerdo de qué era, que sabía a gloria. Restaurante pequeño pero acogedor y cómodo, no como otros de ese tamaño, que ajustan tanto para meter más mesas, que te desagrada. Muy bonito, con paredes de piedra y cuadros abstractos que contrastan y le dan toque moderno. 74 euros con agua y tinto de verano. Caro habiendo comido justito, pero sin duda, repetiría.