Cueva Miñambres en Valdevimbre

En Semana Santa vine a la cueva Miñambres,en Valdevimbre y quedé tan contenta,que prometí volver. Que mejor día para volver que hoy,día de la madre. Como siempre, la comida de diez. Una ensalada de gulas,con vinagreta de pipas ,buenísima Pulpo, riquísimo Pastel de queso,que incluso, mi hija ha comido y eso que no le gusta el queso Solomillo de ternera y chuletillas, 😋 Paletilla super rica Los postres no los específico ,que pedimos cada uno distinto y todos igual de ricos. Pero me gustaría destacar,sobre todo,el trato recibido por Maite,siempre tan atenta y servicial y de un jovencísimo camarero ,Noel ,que en todo momento estuvo pendiente de nosotros. Sin duda,volveremos

Sitio espectacular y muy buena cocina.

La comida está de lujo ,el trato es estupendo ,yo voy desde Gijón solo para comer su tarta de la abuela que es espectacular.

Muy buena calidad de comida y muy buena atención por la camarera Mayte

La comida excelente, pero lo inmejorable el trato y la atencion de Mayte. Muches Gracies

Otra de las cuevas de referencia de Valdevimbre .

Muy buena comida, con buenas cantidades, y lugar especial en una cueva. El único pero podría ser la lentitud del servicio, pero podría perdonarse por la cantidad de gente que había. Recomendable

Un muy buen local, la cocina aceptable, raciones justas y a mi parecer a un precio excesivo para lo que ea.

Fuimos recibidos por Maite quien nos hizo sentir desde el primer momento como VIPs, embarcándonos en el paraíso gastronómico que resultó ser la Cueva Miñambres. Amistades me habían recomendado que si ese día me ofrecían paletilla de cordero al horno que la pidiera, y así fue, resultando un espectáculo para los sentidos. Decir que me supo distinta a todas las paletillas que acostumbro a comer. Lo mismo sucedió con la cecina premium, suave y sabrosa a la vez. Comimos también una gran ensalada, una tabla de queso a las finas hierbas, los postres... que pena no poder probar toda la carta. Convinimos con nuestra anfitriona que la vuelta al restaurante resultaba obligatoria ya que nos dejábamos en el tintero no pocos platos interesantes. El restaurante en sí es digno de ver, escavado a golpe de pico en la roca, se extiende por el interior de una colina de Valdevimbre haciéndola hueca, comunicando cada uno de los reservados con el exterior a través de una ventana en forma de chimenea que sitúan en el centro del techo. Una magnífica experiencia de la mano de Maite que repetiré y compartiré con mis amigos cada vez que pase por León.

Buena calidad relación-precio. Comida casera de gran calidad y carne exquisita. El trato de todos los camareros fue increíble, especialmente el de Mayte