Blanco Cerrillo Pio XII en Sevilla

Fantastico sitio para comer y a buen orecio

buen bar de tapas y raciones, buena calidad y buen servicio, quizás mucho ruido en la sala, comida muy buena, a recomendar dar

Que decir de uno de los Bares más emblemáticos de toda Sevilla, pero el del Barrio de Pío XII que me gusta mucho más que el del centro de la ciudad... Aquí se puede degustar buena comida y con una muy buena presentación. Todo estaba tan bueno, que no tenemos absolutamente ninguna pega. Por cierto, los boquerones adobados están muchísimo más bueno en este bar, que en el otro que poesen. Es mucho menos intenso el aliño. Las migas, el solomillo, la ensaladilla, los boquerones, el bacalao en tomate, el menudo...yo que sé, todo estaba bueno, buen elaborado y grandes cantidades. Éramos tres personas. De precio? Casi regalao... Ofrecen una carta bastante amplia, en un lugar muy acogedor con una terraza. La amabilidad de los camareros fue increíble, al igual que el servicio: rápido y sin esperas. Así que si estáis por el Barrio de Pío XII, ir allí, porque es muy gratificante comer calidad, buen servicio y sin precios elevados

Buen servicio y excelente comida. En general 100x100 recomendable.

La calidad de la comida muy mejorable. Le pongo 3 estrellas por el tataki. Los boquerones que son su fuerte estaban aceitosos y con muchísimo rebozado. Igual fue casualidad el día que fui. El personal es atento.

Muy buena comida a precios razonables.

El Bar Blanco Cerrillo Pio XII es un clásico en Sevilla, un buen ejemplo de la gastronomía sevillana. Es verdad que no está ubicado en el centro de la ciudad, pero por contra, tiene un ambiente acogedor y su servicio muy atento. El plato típico es los boquerones fritos que tienen un pequeño aliño a modo de adobo, que es espectacular. Destacar también la ensaladilla y las croquetas de Cola de Toro. Tiene una terraza exterior para los días de buen tiempo y un amplío salón y barra para el interior.

Muy buen servicio. Puntualidad y eficacia. Y agrado y simpatía. Lo recomiendo para cualquier pareja o grupo. Volveremos.

Bar de barrio de toda la vida, pero que no tiene nada que envidiar a otros de los bares famosos del centro, todo lo que puedas pedir allí para comer está elaborado con alimentos de calidad, platos bien presentados , raciones ni mucha ni poca, lo justo para ser aceptable, las tapas igual, precio también aceptables, el servicio rápido y muy atentos y amables, de lo que se pidió lo que más me gustó por la mezcla de sabores el carpaccio de calabacín, estaba buenísimo. Todo estaba muy bueno pero eso me encantó, si no tienes reserva hay que ir temprano porque siempre está lleno.

Nos atendió un camarero de Huelva muy amable. Muy buen trato, atención y comida. Recomendable.