18/05/2024: Local apartado del bullicioso centro "vilafranquí" del que debo reconocer recelaba desde la reserva. No sé, estos lugares que ofrecen vivir una experiencia siempre me fueron esquivos. Y no es que dude de su calidad y profesionalidad, pero aquellos que llevan años topándose con afrentas culinarias me entenderán.
Reserva fácil en internet, confirmada en el momento, mesa para dos y allí nos presentamos. Nada más entrar adviertes seriedad, espacios abiertos, ambientes discretamente entrevelados mediante maderas y una iluminación acorde al conjunto que se respira en el local de tamaño moderado, sin aglomeraciones.
Tras unos minutos de tanteo, se nos ofrece un aperitivo que va desde la copa de cava, un vermut o cerveza. Nos decantamos por el vermut, opción realmente suave y muy aceptable.
Destacar que escogimos sendos menús degustación con algún pase más, pero siempre atentos al producto, pues los diferentes platos pueden variar según la disponibilidad u opciones del momento. La carta mostrada en internet difiere de la ofrecida en el local.
Desde el principio entiendes que el respeto al producto es la base de cada presentación. Unas preparaciones, obviamente, te agradarán más que otras, pero en ningún caso podrás decir que ese plato no fue realizado siguiendo la directriz más acorde con el actor principal.
Por ejemplo, las tostas de salmón y caviar muy frescas y aromáticas. El mar y montaña compuesto por vieira y un tipo de carne muy melosa alucinante. El punto de la vieira estaba de padrenuestro que estás en los cielos. La merluza acompañada de una emulsión que no me digan a qué sabía porque el punto del pescado eclipsaba cualqueir otro sabor: perfecto. El canelón de pularda sobre bechamel de bolets estaba para gastar la barra de pan o el estilo "roast beef" de ternera y su reducción junto a una bola cremosidad ilimitada de berenjena que se deshacía en la boca.
¿Todo fue así? Por supuesto que no. Unas porciones de presa ibérica no llegaron al nivel anterior, según mi percepción. Plato frío y sin el punch de cualquier de los anteriormente mencionados. Y en postres un poco de lo mismo: el mini souflé de cacao muy rico, perfecto crujiente entre la cubierta exterior y la cremosidad interior, aunque la porción de helado de avellana desmerecía la solvencia del chocolate. Pelín aguado.
Personalmente me gustaron menos estos platos, no quiero decir que estén mal preparados o no merezcan la pena. Para nada.
Unos petit fours llevaron el velo a café e infusión. Calidad patente, destacar la gran carta de vinos y espumosos, con especial presencia de selecciones del Penedès, aunque también con espacio para otras denominaciones catalanas, españolas y extranjeras.
Atención cuidada, esmero en la presentación con cambio de cubiertos y platos entre pases y explicación detallada de las presentaciones. En definitiva, un lugar perfecto para acudir en un momento especial. Personalmente encontré la relación calidad precio acertada en base a la cocina, la calidad de los productos y su elaboración. Mi caballerosidad me impide hablar de dinero.
Muy recomendable.
09/05/2024: Enorme ! Cocina muy refinada y deliciosa. Productos frescos. Menú excepcional a 35 euros. Servicio profesional y cortés, cocina abierta. Ubicación fácil de encontrar a 2 minutos de la salida de la autopista.