Restaurante Magoga en Cartagena

Una maravillosa experiencia gastronómica. El personal muy amable y la comida excelente. Una gran fiesta.

Maravillosa experiencia gastronómica visitando mi primer restaurante con Estrella Michelín, con motivo de mi cumpleaños. Era la primera vez que íbamos y llegábamos de fuera de Cartagena, y de la Región, ya un poco tarde y sin saber exactamente dónde estaba. Llamamos por teléfono para avisar antes de llegar a Cartagena y otra vez al llegar a ésta. En la segunda llamada nos indicaron dónde aparcar y una Srita. del Magoga se acercó para acompañarnos al restaurante, que estaba muy cerca. Al entrar, nos invadió la calma y la elegancia, que nos acompañó toda la velada. Cómo era algo tarde, nos sugirieron pedir un menú en concreto -más corto que los otros por llevar menos platos-. Disfrutamos de cada exquisitez del menú -conforme nos traían cada plato nos explicaban los ingredientes y cómo estaban cocinados-, de la mano de los tres estupendos y amables profesionales que nos atendieron. Escogimos un vino natural como maridaje. No pudimos resistirnos a degustar su tabla de quesos bajo el asesoramiento y atención del somelier y experto en quesos. Un regalo estupendo que recomiendo.

Magnífica experiencia gastronómica. Disfrutamos con la diferencia de texturas, sus platos sabrosos hasta el mínimo detalle, la presentación y la buena coordinación de todo el equipo.

Comimos increíblemente bien, una explosión de sabores diferentes. Personal que está muy bien coordinado. Un entorno muy especial para comer también. Muy agradable y tranquilo. Definitivamente vamos a volver.

Volvimos a pasar un rato muy agradable. Excelente comida. Buen servicio.

Magnífica experiencia en el @magogarestaurante de Cartagena (ciudad que ya estáis tardando en visitar si no la conocéis). Disfrutamos el menú largo y salimos redondos, tuvimos que dar un buen paseo por la calle Mayor hasta el puerto para estirarnos un poco. El restaurante es sobrio pero elegante, con un ambiente tranquilo y un servicio excelente (mis felicitaciones más efusivas a Noor -esta mujer es un derroche de alegría y profesionalidad- y al hombre -siento no saber su nombre- que nos explicó con todo lujo de detalles la tabla de quesos), nos hicisteis sentir como en casa. Y respecto a la comida, pues poco que decir con todos los reconocimientos que tiene, más que merecidos debido al nivel alto que mantiene su chef María Gómez y su equipo de cocina. Me gustaron especialmente las quisquillas (tenían una carne muy delicada), los présules (sé que allí son pésoles pero en Almería es así 🤭) con erizo, el cordero segureño (muy tierno y suave), el arroz de Calasparra y por supuesto su tabla de quesos que la adecuaban a los gustos de cada comensal.

¡Experiencia culinaria TOP! A pesar de escoger de Carta y no uno de los Menús de Degustación, pudimos comprobar la gran cocina que Magoga tiene. Disfrutamos de diferentes sabores y texturas, desde los snack entrantes hasta los postres, como nunca antes. En definitiva, una experiencia única que volvería a repetir con el Menú Degustación y su maridaje en un futuro próximo.

La comida es un espectáculo, el trato impresionante, el ambiente tranquilo y disfrutando de los sabores merecidos de la estrella michelín, un gusto en todo los sentidos de disfrutar de una cocina inpresionante. Gracias por vuestro servicio y una comida exquisita

Íbamos con muchas expectativas, y se cumplieron todas: excelente atención, comida con productos de proximidad con una elaboración sumamente original. Tan sólo pondría una pega: no escogimos el maridaje y los vinos que nos ofrecieron por copas no fueron muy de mi agrado. Pero, sobre gustos, colores. Por lo demás, excelente experiencia. La culminación, la selección de quesos y el café, fue para nosotros una experiencia inolvidable. Muchísimas gracias.

Llevabamos tiempo queriendo ir y la verdad que para el precio no repetiría. No discuto la innovación y la elaboración pero sobre sabores nada me me pareció al nivel que esperaba (es subjetivo, claro está) También tuvieron detalles algo cutres, inadmisibles para un menu que con bebida ronda los 150 euros por cabeza. Me explico, de no ser porque dos de los platos eran pan brioche con mantequilla y otro pan con aceite, hubiese pasado algo de hambre. Luego, con los quesos de postre pecaron de poner tres trocillos pequeños. Pero lo que me remató, fueron los petit four del final y el café. Llegaron con un carro con cuatro cosillas de cinco tipos (tamaño golosina o bombon). La pregunta del servicio que cual queria tomar.. a ver, no me hagas parecer un cutre pero para lo que estoy pagando querría uno de cada que son cinco mini bocaditos. Después, pedí un solo muy corto, y traen una bañera de caldo de café aguado a 3 euros (preparar un solo cremoso en condiciones sería logico en un restaurante de esa categotia) El silicio muy bueno pero a veces daba la sensación de que eran demasiado invasivos y que no podías tener una conversación pues no paraban de rellenar copas de agua vino acercarse o demasiado a la mesa con lo que la conversación no fluía aunque supongo que es lo de menos porque vas con la comida. La noto como probado pero no me mataría por volver como si me ocurre con otros del estilo que cada vez me sorprenden más.