Abya en Madrid

Un restaurante sencillamente espectacular. La ocasión más especial de mi vida acompañada de la mejor comida y la atención más amable y profesional. Muchas gracias por toda la atención que tuvimos el día de ayer. Seguro que volveremos ❤️

Elegí Abya para pedir matrimonio a mi pareja, y no me equivoqué. Nos trataron maravillosamente, la comida fue espectacular, el vino fue recomendado por una de las camareras, y nos pareció todo un descubrimiento. Gracias por tratarnos y servirnos de manera tan excelente. Por supuesto que volveremos.

Fantástico sitio, con un ambiente excepcional y música en vivo. Todo lo que comimos fue de calidad premium, especialmente los pescados de cuidadadísima factura. 185€ para dos personas no parece una cantidad excesiva si lo comparamos con otros restaurantes. A destacar el exquisito jamón de los Pedroches cortado excepcionalmente en vivo.

Nos gustó mucho. La carta es muy original, el ambiente agradable, la decoración es muy cuidada y el servicio, impecable. Lo.pasamos.muy bien.

Hermosa decoración, personal amable y comida deliciosa.

La comida súper buena, merece la pena el precio pues el servicio es de calidad y el ambiente precioso.

En noviembre,para cenar. Unaa noche de risas, música en directo, y anécdotas divertidas. Merece la pena ir. La comida deliciosa. El Palacete espectacular. Y los cócteles muy ricos!

El Restaurante Abya en el Palacio de Saldaña merece ser definido como un Templo Hedonista del Buen Yantar y del Buen Gusto. Además, abundantes obras de arte en un entorno ecléctico. Para lo que ofrece, es económico. Aquí no se viene a comer, aunque también, sino que a disfrutar de una experiencia gratificante para los 5 Sentidos.

Puro postureo. El sitio es espectacular. Muy bonito y instagramable. Pero la comida pretenciosa a más no poder y tampoco es para tanto. Gustará mas a la gente que va a comer como manifestación de exclusividad que a los que realmente saben de gastronomía.

Un ejemplo de un espacio espectacular por ubicación y decoración, un servicio muy profesional y atento, todo al servicio de una cocina mediocre. Una pena. No sé si pillamos un mal día, pero una de las sugerencias, la ensaladilla con wagyu resultó un plato vulgar, con el sabor de la carne oculto tras una salsa demasiado protagonista. El ceviche, demasiado minimalista para mi gusto. Solo pescado y una leche de tigre que, eso sí, estaba bastante rica, aunque nada ortodoxa. Por último la coliflor, correcta, pero sin nada destacable. El mejor punto lo pusieron los cóckteles, pero no suficiente para justificar las expectativas por el espacio y el precio. Un lástima.