Restaurante Venta del Comendador de la Villa de Valdepenas en Valdepeñas

Restaurante bien ubicado en el centro de valdepeñas, con una sala muy autentica a dos niveles. Servicio muy rapido, quizas demasiado por las prisas en como te atienden, buscando rotacion de mesas y no que la gente disfrute. La comida con altos y bajos, platos con muchas expectativas que se van al traste cuando llega el plato, como las ensaladas,sin ningun tipo de gracia. La presa iberica, demasiado echa, reseca y poco iberica, y el acompañamiento incomible, unas patatas crudas con un sabor raro. Revuelto de trigueros muy bueno. obligatorio en fin de semana reservar, pero aconsejo ir fuera de dias fuertes para que la atención sea mejor, y el cocinado mas preciso.

Todo perfecto, buena atención y comida excelente.

Típica venta la comida muy manchega, el servicio muy bueno, si estás por Valdepeñas probarlo.

Buen y bonito lugar para comer, antigua casa manchega donde comes en su patio, si comes arriba las vistas a la plaza son magníficas. La comida tradicional manchega buenísima, buena calidad/precio. El Pan que sirven esta buenísimo Y servicio muy profesional y amable, saben lo q hacen. Imprescindible reservar con tiempo, y si podéis reservar en la priemra planta mirando del patio más chulo!

No puedes ser mejor recibido que en este restaurante. La amabilidad del personal y todas las muestras de atención le encantarán. Ir allí con los ojos cerrados, un momento magnífico.

Comida excelente , muy buen lugar , grandísimo trato y su camarero Jesús un crack

Muy rico todo y con platos que llenan un montón. Lo mejor son los postres, que de recomendación dejo el coulant con helado y el brownie con chocolate blanco.

El restaurante tiene mucho encantó, su patio típico de la zona y los cuadros. El servicio lo vi sobrepasado, estuvimos primero abajo tomando un vermút, dándoles tiempo a los camareros que estuviesen listos (a pesar que la sala se abría 20:30 y abajo en una pizarra te ponía bien claro que se empezaba a cenar a las 20:30), No pasa nada esperamos 20 minutos con otras 2 parejas a tod@s les sacan tapa y a nosotr@s nada, bueno reseñable pero no pasa nada. Subimos al comedor nadie nos lleva a la mesa y veo un letrero con mi nombre y nos sentamos. Totalmente en abandono (ni caso) nos traen las cartas y pedimos los refrescos a una chica de gafas simpática y nos trae pan. Paso más de media hora hasta que nos tomaron nota y porque le llamamos a la persona que estaba tomando las comandas. (Sin ningún orden 3 mesas llegaron sin reserva y estaban comiendo y nosotros ni las bebidas). Nos sacan una tapa de pan tipo bimbo con una crema de queso, el pan del medio día duro como para dejarte el diente. Luego nos pide disculpas la maitre por la espera que habían tenido bautizos al mediodía.. y que vamos que no llegaban a más, comprensible y ella muy amable. Una vez dicho esto, la ensalada de aguacate y cangrejo con compota de manzana, bastante mediocre, buen tamaño pero lechuga mezclum tipo florette y sin ningún toqué especial. El pisto con huevo riquísimo muy muy bueno, y los huevos fritos con jamón y trufa también. La verdad que con estos 2 platos ya nos cambio nuestra crítica. Hay que ser justos :) Fuimos a cenar 20:30 y nos levantamos a las 11 y 15 sin pedir postre, tomándonos 2 chupitos de limoncello. La cena súper larga. Gracias a la maitre que nos pareció un encantó no nos levantamos y nos fuimos. La otra chica si llegamos a esperar sin decir nada a la carta aún seguimos allí. Una pena si lo tenéis de bote en bote contratar más gente que os falta personal con creces, no puede estar una sola persona para todas las mesas de alrededor del patio.

Comida excelente, calidad precio muy buena y servicio inmejorable

Espectacular, como siempre. Comer allí es garantía de éxito. Voy siempre que tengo ocasión y nunca falla. Es cierto que a veces está muy lleno, pero eso no prueba más que eso, que tiene mucho éxito. La carta con abundancia de platos típicos está de 10 y la atención también. Es ideal tanto para comer, cenar o simplemente para tomarse unos vinos.