Kinza en Madrid

Un Restaurante Georgiano en Madrid con una mezcla de platos Georgianos y Rusos, con muy buena calidad, a los que no conocen este tipo de comida, se lo recomiendo! Los pelmieni son muy buenos, aunque poca cantidad. Otra cosa a llamar la atencion, fue que no tenían vinos tintos (en España) porque se había agotado, ya que solo venden vinos georgianos.

Absolutamente me encanta este lugar. ¡Recomiende a todos los que les guste la buena comida!

Me encanta la cocina. Me encantó este lugar. Muy sabroso. Amplia selección de platos tradicionales georgianos. Recomendar a todos. Cena decente para dos personas: 1x chachapuri adjaruli, 6x khinkali, 1x badrijani, 4x kindzmarauli semidulce - ~70eur.

La comida es increíble y los camareros excepcionales. No te arrepentirás. Resérvalo ahora mismo.

El restaurante es bonito y caro. Quizás tuvimos mala suerte, pero el Khinkali fue malo. La carne tenía cartílagos y trozos que no se podían masticar; mi esposa los escupió en el plato. El vino Kindzmarauli resultó ser más caro en la cuenta que en el menú. El camarero me explicó que tenían dos vinos Kindzmarauli y como no le especifiqué cuál quería, trajo el mejor. No discutí más.

Hemos tenido una experiencia muy agradable!!!

Es una experiencia que hay probar, te metes completamente en Georgia, es típico restaurante en el que te encontrarás a georgianos comiendo porque es el más purista de lo que hay en Madrid. Mi recomendación es que le preguntéis a los camareros que pedir y que os orienten porque hay mucha variedad, eso sí, pedir la cerveza georgiana o vino de la casa para vivir la experiencia al máximo.

Comida típica Georgiana. Experiencia gastronómica cuidada al detalle. Platos tradicionales, contundentes y a precios razonables. Actuación folclórica regional durante la comida. Restaurante limpio, cuida la estética. Recomendable.

Nos encantó, probamos dos variado de entrantes (uno de cremas y productos vegetales y otro de quesos típicos) y unos Khinkali (dumplins georgianos al vapor). Estaba todo muy bueno pero los Khinkali me gustaron especialmente. Durante la cena hubo dos o tres turnos de baile tradicional, muy guay, parecido a lo que imaginamos cuando pensamos en una danza en un festín medieval. Los camareros super bien, nos asesoraron perfecto con la comida y el vino. Probamos un vino tinto típico, muy rico y relativamente parecido a los que tomamos en España, por lo que es especial pero no resulta raro para alguien con un paladar complicado. De postre probamos una especie de timbal de frutos secos y crema chocolatada. No suelo probar postres jamás pero me encantó.

Fuimos a comer a este restaurante porque me lo había recomendado una compañera de trabajo, y la verdad es que no me decepcionó. Aunque en general todos los platos estaban ricos, especialmente nos gustó el entrante de rollito de berenjenas con crema de nueces. El resto de platos estaban ligeramente picantes. La cantidad fue muy abundante, por lo que si volviera, pediría algo menos. Los camareros en general, son muy amables. Nos sentamos en la planta de abajo, y al entrar olía algo a humedad, pero poco después dejamos de notar el olor supongo que porque nos acostumbramos. El precio nos ha parecido algo elevado, aunque merece la pena probar gastronomía distinta. Quizás por el precio no he puesto las cinco estrellas. Si estás por la zona y te gusta experimentar con gastronomía distinta, sin duda lo recomiendo.