539 en Puigcerdà

Es un restaurante para disfrutar comiendo y bebiendo de la mano de Martín, un gran chef y persona. Déjate llevar, y que monte el menú a su manera. Gracias, Martín por pasar una gran comida con tertulia incluida, genial. Es un referente en Puigcerdá, reserven con tiempo. ¡Volveremos!

Restaurante pequeño y kuki. Martín es un crak el solo se lleva toda la cocina y servicio, amable y atento en cada momento. Ni que decir tiene que es todo un talento de los fogones, creativo en cada plato desde el principió al fín. Nos encantó su cocina y nos encantó el. Puigcerdà, tiene que estar orgullosa de tener esta cocina tan privilegiada, gracias por esta gran experiencia, volveremos . Merecido premio👏🏼👏🏼

¡Qué gran experiencia! Hacía tiempo que no gozaba tanto comiendo. Hicimos el menú degustación 75€ y probamos: un caldo de polarda, unos guisantes con sepia, las texturas de alcachofa, un pescado que no recuerdo, la croqueta de jamón, el garrinet y un flan brutal para rematar. Cierto es complicado conseguir reserva, pero con la experiencia se entiende. Pocos servicios, 10 personas máximo, un único turno, un único chef cocinero y camarero. Martín lo hace todo: cocina, monta, sirve, explica… y hace que la experiencia sea inolvidable. Buenísima carta de vinos. Nosotros elegimos un “Chianti Clásico”. Hacía tiempo que no disfrutamos tanto. Volveremos.

Un descubrimiento.Martin es un crack hemos disfrutado todos como enanos incluso los niños El cochinillo espectacular. Una experiencia inolvidable un lujo disfrutar de la cocina de Martín y verle trabajar.

Lo cierto es que es una experiencia excepcional, tanto por el producto como por la elaboración, y sin olvidar la interacción que se genera entre los comensales. El hilo musical a destacar también. Caro pero bien justificado.

Increíble que una sola persona pueda hacer lo que hace el dueño de este restaurante . Mejor ir y probarlo

Una experiencia distinta. Hemos comido el menú degustación, equilibrado, bien elaborado y con interesantes propuestas

Hace unos meses, vine a cenar con mi esposa y salí maravillado del concepto, de la cocina y del propio chef, Martín. Me atreví hasta a tacharlo de loco por lo que se había atrevido a hacer en la Cerdanya. Puede leerse en mi anterior reseña (Edgar Cortés) del mes de Septiembre. En aquella ocasión, de los 10 u 11platos que me sirvió, 9-10 habían sido sinceramente brillantes, siendo el último (el flan) un postre muy bueno aunque no el mejor que tenía en el recuerdo. Ahora, vuelvo a su casa (con bastante más nombre, bien merecido todo sea dicho) y Martín no sólo sigue igual de impecable, con un arsenal de conservas inmejorable y con un dominio de los tiempos de cocina que aún a día de hoy, después de 2 visitas, me sigue fascinando. Si te sirvo un caldito (celestial, nunca pensé que diría eso de un caldo) y un entrante frío en escabeche (que no desmerece al resto de platos, en absoluto) es porque después te hago tocar el cielo con una espuma de anguila y foie, te ofrezco una de las mejores croquetas del mundo y además, te dejo probar el buñuelo de bacalao que hace que pases de odiarlo (a todos nos los daban en la escuela, congelados) a amarlo (explota en tu boca y piensas… me comería un millón). Pasa luego a ofrecerte sus platos principales (pescado y carne) que no sólo provienen de proveedores excelentes, sino que Martín los hace alcanzar un nivel superior. Si la primera vez su lenguado me hizo pellizcarme para ver si estaba soñando, el cordero (servido en su parte cercana a los riñones según comentaba el propio chef, algo queaprendió en El Bulli si mal no recuerdo) ha hecho que las barbacoas con costillas a partir de ahora, me resulten un insulto. Yo, a partir de ahora, sólo quiero cordero si me lo prepara Martín. Finalmente, vienen los postres y su nuevo flan. Como muchos de los éxitos en la cocina (que nacen o bien de errores o bien fruto de la casualidad) este flan de pimienta con nata (ahora en formato “desordenado”) nació de uno de los muchos detalles que tuvo Martín con uno de sus clientes (en sus legendarias sobremesas). Y ahora, de ser un muy buen flan, ha pasado a ser el flan que me pediría si tuviera que formular mi último deseo en vida. Textura, sabor y una más que generosa ración de nata montada al momento, lo hacen a mi juicio, el mejor que he probado nunca. Sobremesa esta vez algo más corta (Olivia, nuestra bebé de 7 meses marca nuestro ritmo ahora) pero igualmente disfrutable al 100%. No voy a decir nada que no haya dicho ya: ves, déjate llevar por Martín y disfruta de él (verlo en cocina es un espectáculo) con él (parte del encanto del restaurante es poder interaccionar con él y que te transmita su saber culinario) y para con él y su cocina (senzillamente brillante y oferta única en la Cerdanya. Gracias por otra velada para el recuerdo. Enhorabuena por tu flan sideral. Ah, y por el reciente premio a cocinero del año. Recuerdos de los 3 y, por favor, déjanos asistir a la próxima mesa de tus apóstoles. Prometemos ser buenos “cristianos” y comernos todo lo que se sirva. Recomendable: 10/10

Fantástico!!! Era la primera vez que ibamos y nos ha encantado. Comida excepcional muy bien cocinado y de immejorable calidad. Todo buenísimo. Totalmente recomendable. Volveremos sin duda!!

Magnífico lugar en primer lugar una gastronomía excelente buen ambiente y una forma de comer un poquito diferente ya que el chef cocina los platos delante de uno mismo