Restaurante Cipresaia en Girona

El menú muy corto, no sabíamos que comer. Como turistas buscábamos algo menos complejo. Los platos muy acotados. La atención normal. Ubicación buena.

Las tapas son excelentes, la bienvenida por parte de la camarera fue lo más desagradable posible, a pesar de nuestros esfuerzos por intentar hablar español. Actitud altiva, carta tirada sobre la mesa… El resto del personal fue agradable.

Situado en el corazón de la ciudad medieval de Girona, a 3 minutos de la Catedral, el restaurante Cipresaia es una parada que merece la pena desviarse. Cocina creativa de muy buena calidad para un viaje del paladar. 4 de nosotros almorzamos allí y probamos 7 platos. ¡Nos dimos un festín! Mención especial para las vieiras a la plancha y el pulpo estofado, pero también el ceviche e incluso las croquetas de jamón ibérico. Otra mención para la cuidada selección de la carta de vinos. Los precios no son los mejores pero la relación calidad merece la pena el viaje.

Ha sido una cena espectacular. Cada plato que comíamos era mejor que el anterior. El servicio ha sido inmejorable, una chica muy simpática, siempre con una sonrisa. Visita obligatoria cuando estás en Girona. Gracias!

Una de las comidas más especiales que he tenido. La comida era increíble, el ambiente era cálido, el servicio era amable y tomamos un vino realmente especial. Conseguimos algunos platos para compartir y luego reordenamos la tarta de queso porque estaba muy buena la primera vez. Definitivamente imprescindible. Me encantaria regresar. Vale cada centavo.

Realmente la calidad de la comida y la propuesta gastronómica es buena y original. Trato cordial. Los precios, como todos los sitios turísticos en el barrio Viejo de Girona (la mayoría de los comensales eran guiris) disparado.

Fama merecida... Veremos con poco tiempo estrellas Michelin... ,✨✨✨

Muy singular... el precio es demasiado alto, el pulpo es lo único que recuerdo, el resto es muy discutible.

La cocina se colapsa, los camareros esperan los platos. Nos ponen en la terraza una estufa maravillosa, pero saltan los plomos lo que hace que no las vuelvan a encender. Pero he de decir, que la comida es espectacular

Llamé con poco tiempo para la reserva y medijeron que me hacían espacio, pero aun así el restaurante (estuve cenando durante más de una hora) estuvo medio vacío y la mesa que me dieron estaba pegada al datáfono. Los platos tienen nombre muy rimbombante, y que no se malinterprete, están buenos y la calidad debe ser buena, pero te comentan desde el primer momento que son para compartir y esto los convierte en que casi solo los pruebas. Cantidad muy muy escasa. Por otra parte el servicio me decepcionó. Casi no te dejan acabar el plato que ya se lo están llevando para traerte otro. A mi entender, solo para gente con poca hambre y con paladares de otro mundo y un monedero lleno de billetes.