La fusteria-MolidelPas en Ontinyent

Hoy hemos ido diez amigos desde Alicante y los diez hemos salido encantados, la comida extraordinaria, una abundancia inigualable y muy bien cocinada, imposible terminarla toda. El trato ha sido exquisito tanto por parte del camarero como de Paco. El local es magnífico situado en un entorno digno de ver Muchísimas gracias por todo, seguro que volveremos.

Un espectáculo de lugar. Es uno de mis restaurantes favoritos. Producto y cocinado de calidad, mi plato favorito las costillas a la bbq. Felicitar a Paco y a su equipo por su gran esfuerzo y conseguir que tengamos una experiencia inolvidable. Un 10!

¡Cocina tradicional valenciana pantagrueliana! ¡Sin pérdida de tiempo! ¡Sin menú! Desfilan los platos, algo para descubrir y satisfacerse, probar, dejar a un lado, ¡comenzar de nuevo! Sólo una limitación: ¡tómate tu tiempo! ¡Rabelais, sal de este cuerpo! ¡Bienvenido aperitivo, ensalada, arroz (plural), verduras, pescado, carne, postres (6), bebidas, café, licor! Comida de mediodía entre semana, fuera de temporada ¡25€!

Desconcertante y asombroso. Desafiante e inesperado. Intimidante y fastuoso ¡MAGNÍFICO! Puro espectáculo. Una maravilla de la que hay que disfrutar una vez en la vida. Especialmente recomendado para ir con amigos, para disfrutarlo, pasártelo bien y reírte durante más de 3h que estuvimos comiendo. Una barbaridad. Comida en abundancia y calidad (no te la vas a terminar). Déjate sorprender, ya que no vas a pedir ni elegir nada. Simplemente siéntate y disfruta. El dueño un fenómeno, un crack, ¡un máquina! Y los camareros, siguiendo el mismo rollo, más de lo mismo. Totalmente recomendable para disfrutar una y mil veces. Pero no almuerces, no desayunes y si puedes, no cenes el día anterior (ni lo harás ese mismo día). Fue una comida de 8 amigos y nos reímos a lágrima viva. Un restaurante como pocos en muchos km alrededor, algo que no estaba previsto y resultó ser de lo mejor del fin de semana. Y que decir del restaurante... Una obra de rehabilitación impresionante de unos antiguos molinos, cuidando cada detalle, cada ambiente, cada sensación,...y se nota que se ha hecho con cariño, con calidad y con respeto. El restaurante y el enclave son preciosos y no les falta de nada. APLAUDID HOS...! (by Platón el vasco...) Volveremos seguro. Muchísimas gracias por semejante manjar y diversión.

Una experiencia gastronómica y cultural. El anfitrión una fantásia , el servicio buenísimo , la variedad y calidad de la comida un 10 en un ambiente amenizado por una cantante maravillosa . Es altamente recomendable y la sensación al salir es de querer volver. El restaurante es una antigua fábrica textil rodeado de un paraje natural precioso , imaginad las vistas , con unos rincones que os sorprenderán , para saber toda la historia de la antigua fábrica textil tendrás que esperar hasta el final de la experiencia y merece mucho la pena . Sin duda volveremos .

Un precioso lugar en medio de las montañas donde puedes disfrutar de muchísima comida con muy buen ambiente. Puedes comer sin parar. Y recuerda que no hay wifi así nadie te molesta y disfrutaras mejor de esta gran experiencia.

No hay palabras para descifrar el encanto de este lugar. La comida buenísima, pero es que los camareros… brillantes, fantásticos, pendientes de que no nos faltará de nada, era como estar en la casa de campo de algún familiar cercano, porque así son, cercanos. Teresa, un encanto, nos cautivó con su cariño y cercanía, y aunque enfadamos a Paco por gritar algo la voz, todo un profesional y un gran hombre. Sin duda, volveremos a casa.

Muy recomendable, comida de buena calidad y en abundancia, muy buen servicio, trato inmejorable, muy buen ambiente y sitio muy bonito

Si solo se hubiera quedado en dos de los mejores arroces de mi vida… ya estaría contenta. Pero este sitio es algo más. Lo descubrimos por casualidad, algo nos llamó de ese caserón con tres chimeneas echando humo. Nos dimos un paseo por los alrededores y un gato nos llamaba y acompañaba todo el tiempo, creo que nos quería decir algo: estáis en un sitio mágico, ¡disfrutadlo! Mientras esperábamos que abrieran pasó un tipo con un cuchillo en la mano, nos tranquilizó ver que era para cortar romero. Después, el mismo señor nos esperaba dentro preparando vermú. Cuando lo probé… ya sabía que iba a comer bien. Lo que no sabía es que el señor, Paco, formaba parte de la experiencia con su desparpajo y espontaneidad. El caso es que Paco nos avisó de que íbamos a comer lo que a él le diera la gana, que estaríamos 3 horas comiendo, que dosificáramos o no llegaríamos al final. Después de la segunda paella, exquisita, pensaba que era una exageración pero que la broma ya era suficiente, como mucho un plato más y el postre. Qué equivocada estaba, después vino fideuá, huevos con guisantes, un pollo entero, una corvina entera, un costillar, carrillera, un solomillo… y seguro que me dejo algo. Todo riquísimo, extratierno y delicioso. Los postres caseros, me encantaron los crepes, tipo Suzette. Tuve que pasearme un rato por el local para bajar tal cantidad de comida. El sitio tiene una decoración cuidada y ecléctica con ese cuadro de Camilo Sesto hiperrealista. De tal manera que cuando llega la cuenta y te dice que son 25€ por persona parece que todo haya sido un sueño (los fines de semana son 40€). Veo por el salón pasar al mismo gato de antes, que se me queda mirando como diciendo: “te lo dije”. Aún me estoy riendo de la magnífica peineta con molinete que me ha hecho Paco cuando le he dicho que mejor medio pollo. Volveremos pero con más amigos que nos ayuden a digerir tal cantidad de comida.

Buenísima experiencia porque es eso es una experiencia, no es un restaurante normal . La atención es magnífica la ubicación de película un antiguo molino . La comida es casera y exquisita.. si te acabas todo lo que te ponen te llevan a casa en carretilla .. ? Ya la fusteria concentaina estaba bien pero ahora es mejor .. volveré aunque me pilla a 1hora de casa ..