Bodegon Vandama en Santa Brígida

Un lugar con unas vistas preciosas. Buena comida. Servicio un poco lento, pero hay que ir sin prisas y disfrutar del lugar. Lo recomiendo sin duda.

Contexto: Almuerzo con menú concertado, varios entrantes para compartir y un principal a elegir. 46 euros por persona. Lo mejor es el entorno, sin duda. El olor de la leña en la parrilla ya es una bienvenida estupenda. El ambiente podría ser excelente, pero se boicotean poniendo a un DJ en pleno servicio de almuerzo, cerrando la puerta de la bodega eliminando la preciosa vista de los barriles, confiando en servicio a una plantilla muy inexperta de camareros... La comida no me pareció muy destacable. Uno espera unas carnes que estén a la altura de la parrilla que tienen, pero en mi caso pedí un solomillo de cerdo ibérico que me pareció que no justificaba su nombre. Guarnición de pimientos asados (en conserva) y unas papas fritas naturales que sí estaban muy bien. En los entrantes una tortilla muy jugosa que sí me pareció espectacular y posiblemente la mejor que he probado en la isla, un carpaccio de calabacín hecho al trancazo, muy por debajo del nivel que he encontrado en sitios más humildes, y un trío de morcilla, chorizo y chistorra donde sólo escapaba un poco la morcilla en mi opinión. Eso sí, un pan muy bueno. Vino y café malos, sobre todo el vino. En definitiva, 46 euros por un muy buen pincho de tortilla rodeado de una parafernalia tremenda. Lo del DJ es un sabotaje para quien pretenda tener un rato agradable de conversación y comida.

Celebramos nuestra boda aquí (ceremonia y banquete). El sitio es increíble y nos gustó mucho la libertad que dan para organizar todo (DJ, decoración, entretenimiento…). Ese día la comida estuvo deliciosa y el servicio de todos los trabajadores fue impecable, muy amables y recibimos felicitaciones de nuestros invitados por ello. Pasamos una celebración maravillosa, y nos gustaría dar las gracias y felicitar a todo el equipo del bodegón por haberlo hecho posible. Sin embargo, nos apena que nuestra opinión se haya visto empañada por lo que ocurrió horas antes de la ceremonia. La ceremonia comenzaba a las 18:00 en el jardín, y en el contrato dejamos reflejado que a las 17:30 empezaban a llegar los invitados así que todo tenía que estar listo antes de esa hora (y habíamos pagado un extra por tener la exclusividad de todos los espacios). Así que nos dijeron (de palabra) que ese día no iban a dar servicio de almuerzo así que no teníamos que preocuparnos por eso. Llega el día de la boda y todos nuestros proveedores fueron entre las 12 y las 16 horas para hacer los montajes correspondientes, encontrándose con la sorpresa de que habían abierto el restaurante para dar el servicio de almuerzo y todo lo que tenían que decorar y montar en esa zona no pudo hacerse hasta las 17:40 que se fueron los últimos clientes, y habían empezado a llegar los invitados de la boda. Gracias a nuestra decoradora y coordinadora, y el personal de sala del bodegón que tuvieron que sudar y preparar todo en 15 minutos, consiguieron que estuviera todo listo antes de la llegada de los novios, pero el estrés que nos supuso esto unas horas antes de nuestra boda es lo que ha hecho que no demos 5 estrellas. Porque, sobre todo, nos parece deshonesto por parte de la dirección que ni siquiera nos avisaran. Cierto que al final todo salió perfecto, pero gracias al personal de sala (que algunos tuvieron que doblar turno ese día y trabajar hasta 12 horas) y a nuestra coordinadora.

Buen sitio para cenar un viernes y música en vivo excelente

Lo pasé genial y todo bien en general eso sí llevar ropa adecuada por si hace calor poder estar fresco y un pulóver o chaqueta para la noche si se alarga el evento,yo estuve en una celebración y eso por la mañana mucho calor y a la noche fresquito,pero para repetir,grata experiencia

Las paletillas de cordero y el vino de sus bodegas son excelentes. Para llegar hay que pasar por sus viñedos. Buen servicio y su propietario estuvo hablándonos de la elaboración de sus vinos, todo muy agradable. Pronto volveré a Gran Canaria y volveremos a este restaurante. Aconsejo reservar.

Una buena experiencia, con una buena comida, en un maravilloso ambiente.

Precioso lugar,excelente comida y trato. Vinos de elaboración propia.Cuidan detalles como la calidad del aceite para aliñar o mojar o el vinagre (también de elaboración propia). Muy acogedor y para distintas ocasiones (reuniones familiares,de amigos, de trabajo).

Volveré, no digo más. Increíble la comida, la ubicación y el trato al cliente. Barato no es, pero se disfruta lo pagado con gusto Felicidades.

Me encantó; ambiente divertido con música en vivo, servicio excepcional, pero el secreto ibérico pasado para mi gusto y las papas fritas buenísimas, en su punto; crujientes x fuera y suaves x dentro.