Bar La Capsa] en El Prat de Llobregat

Fuimos a tapear 4 personas, pedimos bravas, calamares，albóndigas de espinacas y Nachos, todo muy bueno, en especial las bravas y las espinacas. Todo ello con bebida e infusión fueron unos 42€, unos 10€/persona y nos quedamos llenos.

Buen sitio para tomar unas copas

Muy buenas las bravas pero la bebida es carísima la chica que nos atendió super amable

Muy buen sitio para picar. Que es lo que hicimos

Buen sitio para tomar algo !!!!!!!!!

Las dos chicas muy atentas y simpáticas. Me he pedido un Frankfurt sin queso, y la chica se ha preocupado de que me lo hicieran a mi gusto. La ensaladilla rusa buenísima, y las bravas increíbles. Lo recomendamos.

Buen sitio para tapear, buena terraza con el solecito y buen ambiente de día tarde y noche, con musica en directo

Era viernes 22 de diciembre. en tanto que día, apenas puede decirse que tuviera algo de particular. Tenía sus horas y sus minutos, su posición habitual a nivel planetario, y había amanecido con cuatro nubes insignificantes, de las cuales tampoco puede decirse que tuvieran algo de particular. Eran un poco blancas, un poco blandas, un poco altas, un poco anchas, un poco largas y un poco planas... ¡Qué se le va a hacer! La culpa era del clima mediterráneo, del cual apenas puede decirse que tenga algo de particular. ¿Cómo podría esperarse de este cúmulo de ordinarieces que este 22 de diciembre fuera a convertirse en algo inolvidable? ¿Podría desprenderse del azar, o realmente se podía saber que el 22 de diciembre marcaría el inicio de una nueva etapa de mi vida? Tengo que decir, para ser honesto, que señales no faltaban, puesto que ese 22 de diciembre se celebró la lotería nacional y empezó formalmente el invierno en el hemisferio norte. El caso es que fui a El Prat del Llobregat, y mi amiga Conxita me recomendó comer para cenar una hamburguesa de pollo. Cuál sería mi sorpresa al descubrir la inenarrable jugosidad de ese pollo y la sublime crujencia del rebozado. ¡Ahhhhh, amigas! Tras esa hamburguesa, puede decirse que mi vida entra en una nueva estación, una fase de la que sí puede decirse que tiene muchísimo de particular. Y, por un azar gobernado por mi amiga Conxita, a mi paladar le tocó dichosamente la lotería. ¡Volveremos!

La comida es pasable, nada del otro mundo. Nosotros estuvimos el Sábado a la hora de comer y el servicio en ese horario es pésimo! malas caras, malas palabras, trabajando a desgana...

Muy rico todo, menús combinados, buena relaciòn precio/calidad. He ido varios dias consecutivos, siempre habrá algo y se esfuerzan por ello, dado que si llegas pasadas las 15.00 de algo suele faltar pero lo acomodan con alternativas que puedan satisfacer. Próximo al metro, y a pocas paradas desde el aeropuerto, comes o bebes y otra vez para dentro.